lunes, 24 de septiembre de 2007

Sobre el bien y el mal y la naturaleza humana


"-No queda sino batirnos-añadió el poeta[...]

-¿Batirnos contra quién, don Francisco?

Tenía el gesto ausente, cual si de antemano no esperase respuesta.[...]

-Contra la estupidez, la maldad, la superstición, la envidia y la ignorancia-dijo lentamente, y al hacerlo parecía mirar su reflejo en la superficie del vino-.Que es como decir contra España y contra todo."

El capitán Alatriste.
Arturo Perez-Reverte


Recuerdo cuando todavía era joven, hace apenas unos meses...Incluso puedo recordar cuando era aún más joven, de niño,cuando te decían frases antológicas que en tu memoria quedan grabadas a fuego, con cierta ironía quizá, pero grabadas. "No hagas eso que esta mal","Si dices aquello irás al infierno", "No tienes conciencia de lo que esta bien o esta mal". Qué bonito era verse recompensado cuando realizabas una acción que en el catálogo moral de la vida estaba señalada como "acción buena". Incluso los remordimientos que sentías al realizar la "mala acción" del día eran útiles para la creación más hipócrita del hombre: la sociedad.

Seguías creciendo, basando tu vida en esas afirmaciones, en los sermones matutinos familiares de los domingos,en las charlas tutorales de los centros educativos, en los mandamientos del Dios Todopoderoso de la iglesia revestida del mármol moral, en las enseñanzas del conquistador Mahoma o en las vías budistas anti-materiales. O en todo eso a la vez. Hasta que llega el momento en el que dejas de creer...Pierdes la ilusión en el mundo transcendental y decides guiarte por normas más tirando hacia el humanismo que a la teología. Pierdes parte de tu anterior yo, pero sigues viendo el mundo tras el mismo cristal, otro color puede adornarlo pero basicamente es lo mismo. Piensas en bien y mal como dos cosas abstractas que, aunque impuestas por una educación también hipócrita, das como ciertas sin preguntarte ¿y si...?.Pero el mundo decide hacerte madurar, por muy cruel que parezca.

Ultimamente me han ocurrido hechos que han derribado los pilares básicos del bien y el mal que dentro de mí tenía bien afianzados en los contrafuertes de mi conciencia. He visto hipocresía, ignorancia sin límites y sin disfraz, culto al propio yo, envidia basada en banalidades. Y he madurado, gracias al legado al que hago alusión y a otras muchas cosas que me han obligado a madurar y todavía no alcanzo la importancia que tiene esa palabra. Me han llevado al desengaño, a la desconfianza, a la repugnancia de mi propia raza. El ser humano siempre ha sido el problema de todos los problemas. Al fin y al cabo, Pandora era humana...

Ver cómo se hacen guerras absurdas, MATANDO inocentes, para conseguir algo que sabemos perfectamente que escasea y que nos destruye, escuchar a los líderes mundiales bajo la bandera de la mentira conspirar contra la naturaleza.

Pero hay algo peor que todo eso. Todavía hay gente que los apoya, gente que prefiere ver la boda en la que se han gastado más dinero que en su última adquisición, verles llorar y gritar...

Ver gente que enarbola escudos de estupidez, con orgullo, con honra, con reconocimiento social, con dinero.

Eso me duele más que nada. Así como las cosas cotidianas que me ocurren en donde se demuestra que los que te conocen desde que todavía creías en la escala de valores de los ignorantes te apuñalan por la espalda, gente sin ningún tipo de moral sólo porque ellos llegaron antes a la conclusión que he visto yo: el bien y el mal son una quimera, lo que importa es lo que conviene y lo que no, la super-exaltación del egoísmo es lo que mueve el mundo, lo que hace grandes a los grandes, lo que hace listos a los listos. Los que de verdad mueven los hilos de las vidas de los demás se rigen por esta norma que llamaré "norma de conveniencia personal".


Conozco una historia que me gustaría contar sobre una persona que no seguía esta norma y no le fue muy bien. Un médico que soñaba con el bien para todos, el bien que todos buscaban allí donde vivía. Decidió luchar por ello, por los ideales que en la teoría que el conocía traerían mucho bien para sus prójimos. Hizo cosas que le desagradaban sólo para conseguirlo, tuvo que matar, tuvo que sufrir, sin nada que comer o donde dormir. Al final, le encerraron y le cosieron a tiros.Se llamaba Ernesto "Che" Guevara.


Puedes no estar de acuerdo con sus ideas, pero no puedes negar las intenciones que tuvo en sus actos. Esto me lleva a la conclusión que, como la "norma de conveniencia personal", destruye las bases que me sustentaban. Hace un tiempo Dios murió y Nietszche estaba allí para contárnoslo...

Ahora yo os cuento que se ha producido otro fallecimiento. Los ideales han muerto, ya nadie lucha por nada ni por nadie, nada pasará a la historia por intentar conseguir lo que todos quieren porque todos han dejado de querer nada, creen que han ganado. La muerte de Dios nos llevo al nihilismo. Esta otra muerte nos llevará al conformismo, a la automatización, así como a la madurez de todos nos lleva a la "norma de conveniencia personal".

No queda sino batirnos contra los demás siguiendo sus reglas en el duelo. Batirnos contra la sociedad , contra España y contra todo.
(Texto de Junio de 2004. Pero casi casi me vale igual para hoy.)


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